¿A quién le gusta que le
critiquen y hablen sólo lo malo que una persona tenga?, puede ser que nadie. ¿A
que periodista le gusta sentirse limitado y obligado en el quehacer de su
trabajo?, a ninguno (a menos que se beneficie lucrativamente). De esto se trata
la disputa que mantiene el actual Gobierno venezolano contra los periodistas y
medios que intentan hacer un periodismo que se base en la búsqueda de la
verdad. En los últimos ocho años han crecido considerablemente los roces entre
ambas partes, en donde no pareciera existir alguna tregua, sino por el
contrario, se acentúan cada vez más las hostiles relaciones entre Gobierno y
periodistas.
“No hay nada más peligroso que la verdad”, así lo ha
reconocido hasta el mismísimo presidente de la República Hugo Chávez. Esto
conlleva a pensar que la supuesta verdad que muestra él, no es la más acertada
y que detrás de esa, existe una verdadera a la cual el Presidente le tiene
miedo. De ahí nace su afán por controlar y cercenar parte de los profesionales
de la comunicación que se encuentran en la búsqueda de la verdad.
Debe ser mucho el valor que tengan los periodistas para
enfrentarse a la dura realidad venezolana pues el Estado no garantiza su
protección, y más bien por el contrario, se usan las fuerzas de orden público
para arremeter y hasta callar el trabajo que intentan cumplir los periodistas,
el cual es informar. ¿El caso mas reciente?, la cobertura que hacían
periodistas de Globovisión en La
Planta , cuando efectivos de la Guardia Nacional arrebataron de manera agresiva la cámara del canal y devolviéndola después con daños.
Resulta pues contradictorio, que los efectivos de
seguridad no protejan a quienes buscan y promueven la información, sino que al
contrario, parecieran ocultar algo. Se puede entender que los funcionarios no
quieran dar las declaraciones pertinentes, pero que agredan y ocasionen daños a
la propiedad ajena rebasa los límites de la libertad, de la que supuestamente
estamos gozando todos los venezolanos.
Si el gobierno venezolano, actúa bajo una fachada en
donde dice que todo está bien, el periodista investigará para constatar que eso
sea correcto, de lo contrario el comunicador social está en el deber y a su vez
en su derecho de criticar y denunciar lo que no se está haciendo correctamente.
Y es ahí el temor del gobierno en que periodistas revelen malas acciones, que
puedan hacer temblar su permanencia en el gobierno. Mientras exista un lado
oscuro del gobierno, también existirá un periodista “lámpara” que quiere
revelar e iluminar aquello que se esconda ahí. De tal forma, dependerá de cada
quien, en que su manera de actuar sea correcta o no, originándose entonces una
interminable lucha de verdades o mentiras.
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