La
música además de mejorar las habilidades intelectuales, también tiene el poder
de evocar emociones, así como desencadenar también estados de ánimo y conducta
de los niños.
La música ha sido para muchos un medio de entretenimiento, en donde sólo se escuchan instrumentos musicales y cantos; pero más allá de eso, se ha comprobado científicamente que la música produce ciertos efectos en el cerebro humano.
En el caso de los niños, los efectos de la música son mucho más mayores comparados con un adulto normal y es que la neuromusicología; ciencia encargada de estudiar la música como estimulante de los procesos cognitivos, afectivos y sensomotor que se desarrollan en el cerebro, ha demostrado que los sonidos rítmicos actúan como controladores sensoriales que entrenan los controladores del cerebro, los cuales trabajan sobre la sincronización y coordinación de los movimientos de los niños al ritmo de la música.
A este respecto, Adriana Lanz, músico terapeuta del Programa de Educación Especial de Fundamusical Bolívar y docente de música de la Orquesta Sinfónica de Aragua, explicó que la música es uno de los artes que pone en funcionamiento los dos hemisferios cerebrales del niño; pues a través de los sonidos estos pueden ser estimulados e inclusive si trabajan con niños de diversidad funcional.
Y es que se ha demostrado que la música además de mejorar las habilidades intelectuales (efecto Mozart), también tiene el poder de evocar emociones, provocar placer o displacer, así como desencadenar también estados de ánimo. Tal y como lo anuncia Néstor Braidot en su libro en su libro Neuromanagement, los distintos tipos de música activan las diversas partes del cerebro, entre ellas el lóbulo frontal y temporal lo que conduce a deliberar que la música produce cambios neuroquímicos que provocan consecuencias en las conductas.
A nivel local, específicamente en el kínder musical del Conservatorio del estado Aragua, desde la temprana edad de los seis años los niños empiezan su aprendizaje académico en cuanto a la música. Kiriat Rodríguez, maestra del Conservatorio expresó que buscan llamar la atención de los niños mostrando la música desde los juegos. “Por medio de cantos y juegos lúdicos integramos a los niños más a la música. Utilizamos percusión menor, como tamboriles y panderetas para que ellos a través de la repetición vayan memorizando patrones rítmicos y desarrollen destrezas motrices”, dijo Rodríguez.
Todos los niños no son iguales, por lo que las inclinaciones en cuanto a los gustos musicales también serán diversos y esto incide en la música durante el cual estuvo expuesto desde que estaba en gestación y durante su crianza. Por otra parte, dependiendo del patrón rítmico del género musical que los pequeños escuchen, estos producirán algunas alteraciones en sus comportamientos y conductas.“Dependiendo de los patrones rítmicos que los niños escuchen o si se trata de una canción con muchos agudos, el niño podría entrar en un estado de excitación o agitación; mientras que si es sometido por melodías más suaves este presentaría un estado de calma”, expresa Rodríguez.
Además de ser un desarrollador de facultades mentales y motrices, la música bien empleada por un profesional puede ayudar en el tratamiento de conductas hiperactivas e inclusive a niños y adultos con diversidad funcional. “Depende de los objetivos que se busque en el tipo de niño que se tratará, el médico terapeuta deberá trazar un estilo musical que vaya al gusto del paciente, pero que además vaya enfocada en aplacar la conducta errante para conseguir la adecuada”, explica la músico terapeuta.
Venezolanitos en formación
Venezuela es referencia mundial en cuanto a la formación de niños, jóvenes y hasta personas con diversidades funcionales en área musical académico y es que gracias al Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Pre-Infantiles de Venezuela creado por el maestro José Antonio Abreu, se han involucrado más de 500 mil niños y jóvenes de todo el país según cifras del 2012, y podría aumentar al millón de beneficiados para el 2017.
Freddy Pérez, director de la Orquesta Sinfónica Infantil de Maracay, destacó que el Sistema de Orquesta no sólo enseña a leer partituras y tocar instrumentos, sino que busca crear valores en los niños. “El Sistema es como una familia en donde los niños se integran, comparten experiencias y adquieren responsabilidades. Hay quienes les gustan tanto estar aquí que muchos deciden hacer de la música su profesión”, expresó.
Sin duda sea cual sea el tipo de música que el niño escuche, esta siempre incitará algún tipo de emoción o comportamiento en el niño. Por ello, la estimulación debe hacerse desde que el bebé está en el vientre de su madre, sin sobre estimularlo para evitar un efecto contrario. La música representa un papel fundamental en el proceso de aprendizaje de los niños, es por ello su importante utilidad e incorporación a los currículos de las instituciones educativas nacionales.
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